Todos nos hemos aburrido alguna vez en la parada del autobús, y hemos anhelado poder escapar de ahí volando, encontrarte con un sensei que te diga cuál es el sentido de tu vida, hacer el baile del robot con un satélite, guitarrear con un alienígena, salvar a una damisela subida en una nube y acabar en una playa hawaina observando los contoneos de una aborigen, mientras un mono-mayordomo te trae a la hamaca cubatas de ron con piña colada con su correspondiente sombrillita de papel.
FLY GUY