Cómo alucinar con una bola de Ping-Pong y una radio.
Revisionando mis "favoritos" me encontré con un interesantísimo artículo el cual copio y pego.
El artículo en cuestión dice que a pesar de que todos asociamos las experiencias alteradoras de la percepción, con drogas potentes como el LSD o la mescalina, para pegarse un “viaje” lo único que hace falta es conocer los mecanismos de la mente.
El ejercicio propuesto es sencillo, basta con tener en casa una radio y una pelota de ping-pong partida por la mitad. Supongo que no todos tendréis una de éstas en casa, pero vamos, se baja uno al super, y se compra media ducia de huevos kinder. Sí media docena, que sé que hay mucho zampaboll@s que rozando la treintena sigue consumiendo Güevada kinder; y apartais las partes cortas de las cápsulas que contienen a los juguetes.
Según el Boston Globe, lo primero que debéis saber es que la mente no es un espejo, ni siquiera un observador pasivo de la realidad. Buena parte de lo que asociamos con “estar ahí fuera” viene en realidad desde nuestro interior, y es un subproducto del modo en que nuestro cerebro procesa las sensaciones.
En los últimos años se ha descubierto una serie de trucos sencillos que ponen en evidencia el artificio que suponen nuestros sentidos, de modo que ahora podemos percibir lo que sabemos que no es real, “ajustando” nuestro córtex para que produzca algo asombrosamente parecido a una alucinación.
Revisionando mis "favoritos" me encontré con un interesantísimo artículo el cual copio y pego.
El artículo en cuestión dice que a pesar de que todos asociamos las experiencias alteradoras de la percepción, con drogas potentes como el LSD o la mescalina, para pegarse un “viaje” lo único que hace falta es conocer los mecanismos de la mente.
El ejercicio propuesto es sencillo, basta con tener en casa una radio y una pelota de ping-pong partida por la mitad. Supongo que no todos tendréis una de éstas en casa, pero vamos, se baja uno al super, y se compra media ducia de huevos kinder. Sí media docena, que sé que hay mucho zampaboll@s que rozando la treintena sigue consumiendo Güevada kinder; y apartais las partes cortas de las cápsulas que contienen a los juguetes.
Según el Boston Globe, lo primero que debéis saber es que la mente no es un espejo, ni siquiera un observador pasivo de la realidad. Buena parte de lo que asociamos con “estar ahí fuera” viene en realidad desde nuestro interior, y es un subproducto del modo en que nuestro cerebro procesa las sensaciones.
En los últimos años se ha descubierto una serie de trucos sencillos que ponen en evidencia el artificio que suponen nuestros sentidos, de modo que ahora podemos percibir lo que sabemos que no es real, “ajustando” nuestro córtex para que produzca algo asombrosamente parecido a una alucinación.
Procedimiento de Gazfeld
Tírate en la cama, coloca la radio detrás del lugar en el que vayas a recostar la cabeza con un canal de ruido estático (ninguna emisora sintonizada). Luego tápate los ojos con las semipelotas de ping-pong (medios huevos kinder) y fíjalas con esparadrapo para que no se muevan. Llegados a este punto recuerdo a mis lectores de cejaancha que tengan cuidado con una inexperada autodepilación.
En cuestión de minutos deberías empezar a experimentar una extraña colección de distorsiones sensitivas. Al parecer, nuestra mente es una adicta a las sensaciones de modo que cuando se la somete a la escasez de estímulos el cerebro comienza a inventar sus propias sensaciones.
Reciclando que nunca está de más.
Cuando organizamos una fiesta del guevo kinder a lo "ponche de ácido lisérgico?Podemos pinchar tu y yo a dos radios,uno con am y otro com fm.
ResponderEliminarTeniendo en cuenta la periodicidad con la que te veo, la conexión deberá ser vía satélite.
ResponderEliminarPor cierto tu mail bicicletero está "dead".
hombre yo creo que el dia que montes una fiesta en la que haya que pegarle basurillas esfericas en los ojos a todo dios (menos los gurús of course) y atronarlos con versiones experimentales de "estoi asta los guevos",no será necesario tanto rollo de via satélite,violaré mi cuarentena (por supuesto protegido por mi cubiculo de metacrilato para viajes),llevaré una botellita de vermú y un limón,y me colgaré un cartel gigante escrito con la cabeza de un pollo donde ponga bicicleta.2000@hotmail.es.
ResponderEliminarMe hizo gracia cuando Timy O'Toole dijo que no era sufiecientemente irónico como para comentar en tu blog.
ResponderEliminarAlgo de razón tenía.
Te puedes creer que aun no he realizado ese experimento, esta semana cae.